jueves, 30 de mayo de 2013

Unas nociones de Fracking, ese que nos va a solucionar el futuro

Tenemos un becario en Industria, el canario Soria, obsesionado por la autosuficiencia energética. Y lo pretende lograr no mediante lo que sería lógico, que es la integración de la energías renovables en la generación distribuida sino con la energía nuclear y el gas.
 
Y el chaval ha leído por ahí que España es la rehostia en depósitos de gas pizarra y gas esquisto, que se obtienen por las avanzadísimas tecnologías procedentes de Norteamérica denominadas fracking o fractura hidráulica.
 
Brevemente. El fracking consiste en hacer un agujero la leche de profundo (5.000 m, más o menos) y luego unos agujeros laterales. Se cubre la tubería que se inyecta con cemento y se introducen explosivos en el agujero que fracturan la roca y liberan el gas, que se extrae por el agujero.
 
Se llama fractura hidráulica porque hay que complementar las explosiones con adicción de agua a alta presión con una serie de aditivos. Y cada pozo es muy limitado, por lo que se hacen cientos de pozos para poder sacar de cada uno un poquito, con la infraestructura necesaria.
 
No vamos a analizar los problemas medioambientales del sistema, que son muchos, y no acabaríamos, sino los económicos. El gas que se obtiene es muy caro, por lo que hay que hacer un truquito para abaratarlo.
 
Aparece una empresa de fracking. Esta empresa tiene un valor en bolsa pequeñito, por su baja rentabilidad. Durante dos o tres años compra aditivos y extrae gas, que como es un proceso carísimo, entra en pérdidas.
 
Cuando esa empresa lleva unos añitos en pérdidas, aparecen desde los mismos accionistas otras empresas de segunda generación, que se dedican al fracking, con sus pérdidas correspondientes, mientras que la primera adquiere la tecnología suficiente para fabricar y vender los aditivos necesarios para la fractura hidráulica.
 
Esa empresa empieza a dar beneficios porque no solo vende gas (deficitario) sino también aditivos a las otras empresas que acaban de nacer alrededor. Su valor bursátil aumenta y se vende el capital, recuperando los beneficios, después de unos pocos añitos, tras los cuales, habrán nacido otras empresas de fracking de tercera generación, y nuestra empresa, que da beneficios, y de la que nuestros avispados inversores han vendido el capital, traslada sus conocimientos para fabricar aditivos a las de segunda generación, éstas que andaban en pérdidas, que por un milagro de la virgen del Rocío, funcionaria del Estado, empiezan a dar beneficios por la venta de los aditivos a las de tercera generación... aumentando su valor bursátil, y generando pingües beneficios a sus promotores antes de desaparecer.
 
Negocio perfecto... si no fuera porque se trata de una burbuja y que cuando el gas se acabe o se sature el mercado como ha pasado en EEUU y caiga su precio, el sistema revienta, dejando como siempre, miles de muertos detrás... muertos financieros a rescatar por el estado y a pagar entre todos, por supuesto.
 
Pero el gas el es futuro, y como es natural, parece que no emite ni CO2 ni CH4 ni NOx, responsables el primero del efecto invernadero, el segundo de la destrucción de la capa de Ozono y el tercero de la lluvia ácida... coño, que nos confirman desde la UPV que sí, que el gas natural sí que tiene esas emisiones!!!
 

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